Hace
pocos días oí esta palabra por primera vez y me ha costado poco
encontrar su significado. Dicen que así se llaman los insectos
conocidos vulgarmente como cucarachas. Ahondando en el tema me
informan que se distinguen la cucaracha común (Blatta orientalis),
cucaracha rubia (Blatella germanica) y cucaracha americana
(Periplaneta amaericna). Y me ha entrado la duda, ¿a cuál de ellas
persigo, piso o aplasto yo? Mi vecino culto, arquitecto especializado
en rehabilitación de casas atacadas por termitas y otros insectos,
me cuenta que en mi casa hay cucarachas rubias, esas de cuerpo
aplanado, patas largas, abdomen oval, antenas largas, que aparecen de
noche, que buscan sitios húmedos y oscuros y que devoran toda clase
de comestibles. Ante tamaña amenaza, ya con nombres y apellidos, no
he tenido más remedio que reunir un arsenal de armas bacteriológicas
para hacer frente a la invasión. Yo mismo manejo ya un lanzallamas,
mi hijo un espray insecticida y mi mujer fabrica cebos que las
atraigan. Esta semana llevamos 143 cadáveres de blátidos y ya
apenas los vemos. Creo que hemos acabado con todos. La pena es que
también me he quedado sin casa, arrasada por las llamas y sin
vecinos. Sé que esto es muy duro de contar, pero tengo algo claro:
entre las cucarachas o yo, siempre un servidor.
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