El
viento zarandeó al viejo sauce con fuerza, hasta tal punto que
algunas ramas se partieron y muchas hojas volaron lejos. Las raíces
se afirmaron con fuerza y el tronco se bamboleó sin un ápice de
temor. Al acabar la tempestad verificó los daños y sonrió para sus
adentros, satisfecho de ser tan fuerte y poderoso. Pensó en sus
raíces que eran diez veces más voluminosas que su copa, sobre todo
las que se acercaban al río y, más aún, de la que penetraba en una
tubería urbana que le garantizaba humedad todo el año. Se hinchó
de orgullo y dejó que su ramaje se meciera al son de la brisa. Y
cerró los ojos, feliz por tanta dicha. Por eso no se percató de que
la ardilla abandonaba precipitadamente el lugar, ni de que los
pájaros dejaron de posarse en sus ramas, ni de que unos hombres se
aproximaban taimadamente. Una motosierra comenzó a rugir... Murió
en el momento más feliz de su existencia.
_____ o _____