Basilio
Canto Rouco se sentó frente a su hijo para hablarle de tú a tú.
-Mañana
ingresas en la universidad.
-Ya
lo sé.
-Sabes
que lo más importante es ser honesto y trabajador.
-También
lo sé.
-No
te fíes de los compañeros que lleven una vida alegre.
-No,
claro.
-Estudia
todos los días, no solo para los exámenes.
-Sí,
sí.
-No
trasnoches.
-Haré
como siempre.
-Llama
a tu madre todos los días.
-Lo
haré.
-Administra
el dinero con cabeza.
-¿Cuánto
va a ser?
-Lo
sabrás cuando lo veas.
Y
Basilio Canto Rouco guardó silencio. Sabía que su hijo no le estaba
siendo sincero y que pronto estaría viviendo fuera de casa sin
apenas control. Así que acortó la conversación con el único
mensaje que desde el principio quería transmitirle.
-Si
las cosas no funcionan bien se cortará el grifo.
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