5 ago 2015

Vieja pedagogía

En aquella escuela la maestra había dado con el truco para que los niños no se alborotaran en los servicios. Había colocado una vieja aceitera de tal manera que con la ayuda del sol que entraba a raudales por la ventana proyectaba la sombra de un dragón amedrantador que parecía quererse comer, sobre todo, a los niños, los más traviesos.
-Hagan sus cositas y vuelvan al aula -les decía a sus alumnos maliciosamente-. Y no enfaden a mi amigo el monstruo. 

NOTA DE AUTOR: Texto presentado en junio-2015 en el concurso Calendario Microcuentista 2016, del blog Internacional Microcuentista - Revista de lo breve
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