15 jul 2015

Caso Siemprevivas Gámez

El panteón familiar de los Siemprevivas Gámez quedó destrozado, justo el día en el que su viuda visitaba la tumba del difunto. Ésta falleció, porque una mano de un cristo, desprendido de la cruz del panteón, le perforó el cráneo. La encontraron tendida sobre los huesos del marqués, oculta bajo una lápida que tenía bien grabada la sentencia “descanse en paz”. El forense no tuvo dudas sobre lo ocurrido y dejó escrito un informe que decía:
El ataúd del señor Siemprevivas Gámez era de madera de fresno joven que brotó espontáneamente en ramas abundantes, éstas han empujado la estructura hasta provocar su caída. La causa determinante de este hecho es el riego de las flores ornamentales que rodeaban la estructura y, en este caso, la muerte es imputable al empleado municipal que es quien regaba habitualmente las plantas. Dejo en manos del juez establecer a quien corresponde la culpa de este caso, si al enterrador que regaba en demasía, al fabricante de ataúdes que utilizó una madera de fresno aún verde o al escultor del cristo que que hizo una mano como un puñal. 

El juez sobreseyó el caso, pero acabó encerrado en un manicomio. Cuentan que pasaba muchas horas tratando de resolver el dilema planteado por el pérfido forense, mirando fijamente a una carpeta que no se atrevía a abrir y en la que estaba escrito un título escueto que lo tenía a mal traer. "Caso Siemprevivas Gámez", rezaba el rótulo.
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