4 may 2015

Maldita crisis (IV)

Rompió a llorar delante de sus compañeras de trabajo y no tuvo más remedio que confesar su inquietud.
-Mi hija anda con zapatos rotos, no puedo comprarle unos nuevos.
Sus colegas acabaron pronto de enterarse de su dramática situación.
-Alquilo mi piso para poder pagar la hipoteca y nos vamos a casa de los suegros, a una buhardilla en la periferia. Corremos peligro de embargo.
Brotaron lágrimas compasivas y de inmediato se formó una caravana solidaria hacia la zapatería más cercana. Aquel día una niña recibió un regalo gracias a la solidaridad de gente con más corazón que dinero. También sellaron un pacto.
-Aquí se cuentan todas las penas -le dijeron-. Son más fáciles de llevar
_____ o _____