Don
Gerardo, hombre de orden y tradición, meditaba una
día sobre el desconcierto que reina en el mundo terrenal.
Acuarela, obra de José Grimalt |
-No es
que no haya falta de normas y principios -se quejaba-, es que no se
cumplen los que hay.
Y así,
día tras día, aumentaba su zozobra y desesperanza en la sociedad
humana. Para él, en el mundo solo había caos y anarquía, aunque su
casa era una excepción en la que imperaba la armonía, la coherencia
y, no se atrevía a verbalizarlo aunque lo pensara, la perfección.
Hasta el día que se le presentó su nieta de 14 años y le rompió
todos los esquemas.
-Abuelito
-le dijo-, ¿me firmas el papel de autorización para un pearcing que
me quiero hacer en la lengua?- Y le explicó el porqué-. “Porfa”,
necesito la firma de un adulto...
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