1 may 2015

Más sobre Sísifo

El maestro dejó escrito un texto a sus alumnos y les propuso que investigaran el tema e hicieran algún comentario para la clase del día siguiente. Era breve y decía así:
El tremendo empeño que ponen los humanos en alcanzar las altas cotas de la perfección me recuerdan a los esfuerzos vanos de Sisifo por llevar una piedra a la cima de una montaña empinada. Cuantas veces llegaba, ésta volvía a caer pendiente abajo, obligando al griego a persistir en el empeño una y otra vez.
La mayoría del alumnado abundó en el tema con comentarios extraídos de la red, sobre la mitología griega, la vida del personaje, su lado oscuro como bandido, sus enfrentamientos con los dioses, su insoportable castigo, etcétera. Pero hubo una aportación que satisfizo mucho al docente, fue la de Calixto Sutil que vino a decir más o menos lo siguiente:
Sísifo era un hombre afortunado, pues no recibió un castigo, más bien todo lo contrario. A diferencia de sus contemporáneos que vivían en la confusión existencial, él tuvo siempre una razón para vivir, un propósito que cumplir en la vida. Por eso, todos los días se levantaba animoso y reanudaba su titánico esfuerzo con una ilusión que ya quisiera yo para mí.
La clase del día siguiente fue muy jugosa, según aseguró el docente.
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