11 feb 2015

El supersticioso

Bienvenido Malaparte fue otro desde que se enteró que había nacido un martes. Puede parecer intrascendente, pero no lo era para él que siempre había llevado mal haber nacido nada menos que un 13 de febrero.
-Son dos coincidencias funestas .se quejaba.
-Si me llegas a avisar espero al 14 -se mofaba su madre-. Así celebrarías San Valentín.
El hombre no estaba para bromas. Achacaba toda su mala suerte a la fecha fatídica de su nacimiento y era capaz, además, de relatar un sinfín de penalidades personales.
-Nací con un sino -se quejaba- del que es difícil librarse.
Y tenía razón. Falleció de un golpe del corcho de una botella de champan francés en mitad de la faringe, digamos que en la “nuez”, el día que celebraba eufórico el premio gordo de la lotería de Navidad en la que jugaba 5 décimos acabados en 13. Fue su último esfuerzo por superar la superstición que tanto le amargaba la existencia.
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