Hubo un día en que se
me apareció a la vuelta de una esquina el arcángel San Gabriel.
-Me han despedido -me
explicó-. Ya se ha acabado eso de traer buenas noticias a la Tierra.
-Es verdad, que tú eres el que anunció a la virgen María la encarnación de Dios...
-Es verdad, que tú eres el que anunció a la virgen María la encarnación de Dios...
-Eran otros tiempos...
-Sí, también el que
dictó a Mahoma el Corán...
-Sí, pero ahora no hay
nada que hacer -y se desahogó conmigo-. También me nombraron patrón
de los medios de comunicación, inspirador de artistas y
escritores... En fin, el colmo de la pureza, la inocencia, la
alegría, la humildad, la....
-¿Todo eso te han
cargado a las espaldas? -le quise animar-. Es mucho rollo para ti.
-Claro, como el mundo
va de culo...
-¡Eh! Que estás
perdiendo los papeles -le corregí.
-Que ya no trabajo para
nadie -me tranquilizó-, que han prescindido de mí, no gozo de la
confianza del patrón.
-Y ¿qué vas a hacer
ahora?
-Buscar trabajo, no sé,
en una empresa de mensajería, quizás. Por seguir la costumbre...
-Pues no es mala idea,
oye -le animé-. Con esas alas que tienes llegarás lejos...
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