19 nov 2013

Vermióforo, el Breve


Hablamos de Vermióforo, el que es tenido por el primer filósofo del mundo gusanil. Su madre era una mariposa pizpireta que colocó un huevo en una incipiente flor que más tarde se convirtió en fruto donde el huevo se desarrolló hasta alumbrar un gusano hermoso y sano que se aposentó en el lugar, horadando una manzana con numerosas galerías. Como vivía solo y sin compañía, no recibió conocimiento alguno sobre el mundo exterior y hacía todo por puro instinto. Incluso filosofaba de vez en cuando.
-¡Qué bella es la vida! Solo he de comer y dormir.
A la par, Vermióforo el Breve engordaba y crecía como manda la naturaleza, echando la siesta en el orificio de la manzana donde vivía y gozando como un turista playero del sol. Y lo hacía con tanta osadía que no pudo evitar que un pájaro depredador se fijara en él y lo raptara con un certero picotazo. Cuando era transportado por el aire, camino del nido donde iba a servir de alimento a la nidada, tuvo tiempo para repasar toda su vida y encontrar sentido a su paso por este mundo.
-¡Qué bella es la vida! Primero vivo rodeado de alimento y ahora viajo por el mundo en este pájaro tan gentil y hermoso.
En llegando al nido del raptor no hizo otra cosa que admirar las bocas abiertas y ansiosas de 5 pajaritos que le recibían alegres y festivos, con un aletear torpe que a Vermióforo el Breve le parecieron aplausos de bienvenida. Y no pudo menos que filosofar de nuevo.
-¡Que bella es la vi...!
Y calló para siempre el primer filósofo conocido del mundo de los gusanos, Vermióforo el Breve, hijo de una mariposa que cumplió con su obligación, séase, traerlo al mundo. No más.
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