11 sept 2013

El abuelo Simón cuentista

Le propusieron un reto al abuelo Simón el primer día que pasó en la Residencia de Día para ancianos de su ciudad. Tenía que escribir un relato policíaco sin recurrir a la letra "i".
-No voy a poder ni siquiera firmar -protestó. No obstante puso mucho empeño en quedar bien.
El asesno dsparó la pstola con tan mala puntera que desrozó la perna del canche de la baronesa napoltana. El perro ladró de dolor y antes de exprar dejó trazado en el suelo con su perna herda el nombre del autor. La autordad polcal lo detuvo posterormente sn dfcultad.
Frmado, abuelo Smón.
La monitora del centro se enfadó un poco, porque, aunque el abuelo Simón había cumplido la consigna, aquello no era un minirrelato homologable literariamente. Y le explicó mejor el reto. Y esto fue lo que escribió
El malvado actuó sobre el percutor de su arma apuntando mal de cojones y asestó un balazao que destrozó la pata del perro enano de la famosa baronesa de nada menos que de Nápoles. El perro ladró de dolor y antes de palmarla dejó trazado en el suelo con su pata maltrecha y desangrada el nombre del autor de la balacera. Los mandamases locales no consiguieron detener al culpable porque no encontraron modo de llamarlo por su nombre, ya que como buen autóctono de la zona sur de Roma, abundaban en su nombre las vocales esas que llevan un punto de sombrero. Osea, que el honrado empleado del juzgado no pudo detenerlo al no poder vocear su nombre en el arresto y reclamar su culpa. Manda huevos de leguleyos.
Corresponsal,
El abuelo Symón

Desde aquel momento la monitora del centro de asistencia a la tercera edad supo que tenía delante un hueso duro de roer.

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