La dulce mujer de cara serena y modales suaves permaneció muda. No se encontraron evidencias para que fuera recusada como parte del jurado popular, ni por sus antecedentes, ni por su historial médico, por lo que continuó en su papel de juez. Pero las lágrimas asomaron en sus ojos todos los días en los que se celebró la vista. Y aún más en los días posteriores en los que deliberó el jurado popular en una sala apartada y dictó sentencia condenatoria. Nada menos que 30 años de condena. No valió atenuante alguno ante la brutalidad de los hechos presentados.
La mujer de edad, de dulces facciones, cara serena y suaves modales dejó de llorar al poco y recuperó su vida aparentemente serena y normal. Olvidó todo. Un resorte mental, mecanismo del olvido o supervivencia lo llaman otros, hizo que corriera un denso velo sobre su historia reciente. Era el mismo velo que le había permitido vivir sin angustias, ni zozobras, ni paranoias, ni esquizofrenias o psicosis los últimos 50 años sin recordar aquello que le ocurrió con 14 años...
_____ o _____
No hay comentarios:
Publicar un comentario