Alter ego

Era un hombre de una soberbia sutil e incontrolada, presto a llevar todas las conversaciones en primera persona y a recordar a los mortales que eran afortunados de contar con su presencia. La lista de virtudes y méritos que decía atesorar era abrumadora, pero no tanto como para no repetirse como un mantra. Estaba claro que el mundo giraba sobre él. 

Pero apareció en su vida la primera persona capaz de desafiarle, su hijo Alfredito. El infante estuvo a punto de ser estrangulado en múltiples ocasiones, la primera vez que le dijo ¡no!, la primera vez que le llamó tonto, la primera vez que se rio de una orden, la primera vez que le sacó de su ensimismamiento, la primera vez que se alió con la madre en su contra, la primera, segunda y enésima vez, en fin, que le aplicó su propia medicina...

-Es que es como yo- exclamaba resignado una y otra vez.

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