10 mar 2013

Marketing editorial

Los variopintos personajes de las letras hispanas fueron citados al encuentro anual para elegir al personaje literario del año. Por esas cosas inexplicables que ocurren en los concursos, ganó la cebolla de la nana de Miguel Hernández. Suponían los promotores que estimularía el alicaído panorama editorial.
Pero erraron sus cálculos, porque ya desde el primer momento la cebolla se presentó en toda su naturalidad, desnuda y lozana, provocando ríos de lágrimas entre los presentes y convirtiendo la fiesta en un congreso de plañideras.
El único que aguantaba el tipo era, por razones obvias, el espíritu de Maese Pérez, el organista.
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