Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia,
pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
Nadie
dejó de contribuir a aquel engaño: Los varones, llevados por
un aire gentil, y las damas, impulsadas por la piedad, regalaban sus
oídos con los piropos más al uso. Y así se alimentaba la
impostura.
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