11 ago 2013

Olimpo perdido



Aquiles ejecutó la pena máxima de tacón, mientras Zeus sonreía angelicalmente cogido del brazo de la celosa y vengativa Hera. Al tiempo, Neptuno, fuera de sí, ensartaba en su tridente a una de las sirenas que intentaron camelar a Ulises y la Venus de Milo iniciaba una estruendosa salva de aplausos. 
Allí no estaba de voyeur Shakespeare, presto a recoger aquel sinsentido en una tragedia celebrada.



_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario