12 nov 2025

Niños de hoy

Sorprendí en la calle a dos niños conversando camino del colegio. Mi hermana, comentaba uno de ellos con una preocupación notable, dice que ella se va a quedar con toda la herencia de mis padres, porque ella es la mayor. El compañero le consolaba. Eso es imposible, hay que repartir entre todos los hijos, lo sé por mi abuela que ha dejado la casa a mi padre y a mi tía, mitad por mitad. ¿Sí? Sí, pregunta hoy en clase a la profe, ya verás. ¿Y si preguntamos a la IA? Aquello me dejó descolocado y dejé de curiosear. No está bien que un señor mayor ponga la oreja, ¿no? Andarían por los seis o siete años.
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10 nov 2025

Más cosas de Tiresias

Al día siguiente el tío Machuca llegó al paseo con mucho que contar. Esta noche me he leído más cosas de Tiresias, Simón. ¿Hay algo que no sepa? Pues que le amargó la vida al mismo Edipo. Algo sé. Fíjate, cuentan que llegó a Tebas y pronto se hizo famoso porque, para empezar, resolvió el enigma de la esfinge y libró a la ciudad de su amenaza; después, tal como había prometido el regente, un tal Creonte, se casó con Yocasta, la reina viuda de Tebas. Y claro, pronto conoció las penas de su esposa, pues no hacía más que preguntarse quién habría asesinado a su primer esposo, el rey Layo. Y tanto y tanto preguntó que ¿sabes a quién llamaron? A nuestro amigo Tiresias, el adivino de más prestigio de la Grecia antigua. Eso no me lo sé bien, cuenta, pedía el abuelo Simón. Pues de primeras no quiso contestar nada y Creonte y Edipo se mosquearon con él y hasta le acusaron de conspirador. No os va a gustar, saberlo os va a traer desgracias, se defendía. Edipo insistió y al final oyeron lo que tanto pedían. Tú mataste a tu padre. Se quedaron estupefactos, mudos y en shock. Luego llegó la explicación de Tiresias. ¿Recuerdas que en el camino a Tebas tropezaste con un auriga orgulloso que no quería retirar el carruaje para que tú pasaras? Sí, hirió a uno de mis caballos y yo lo maté. También pasé por encima del noble que iba detrás. Pues ése era Layo, afirmó el anciano Tiresias. Murió porque lo aplastaste. Edipo quedó aturdido. Pero Tiresias continuó. Tú creciste en Corinto, ¿verdad? Tus padres eran Pólibo y Peribea, reyes de Corinto. Asintió Edipo. Pues no, no lo eran. En su tiempo Layo y Yocasta tuvieron un hijo y lo abandonaron por puro miedo, pues un oráculo profetizó que un día mataría a su propio padre. Un pastor lo encontró y, vistos sus ropajes, lo llevó al palacio de Corinto. A Edipo se le debió caer el cielo encima. ¡Qué fuerte! Menudo espanto, decía el abuelo Simón. Machuca siguió contando. Pronto la noticia corrió como la pólvora y se enteró Yocasta. ¿Yo casada con mi hijo? ¿Mi hijo el asesino? No lo podía creer y menos soportar. Cuenta Sófocles que se suicidó ahorcándose con un cordón en sus aposentos. Y Edipo, visto todo y con la aguja de un broche, de su primero madre y luego esposa, se sacó los ojos con sus propias manos, abandonó Tebas y vivió perdido por allí y por allá hasta su muerte, eso sí, acompañado de su hija Antígona, hija y nieta de los dos protagonistas. ¡Qué tragedia! Este Sófocles llenaba los anfiteatros con sus tragedias, decía el abuelo Simón. Y el Tiresias las liaba pardas, añadía Machuca. Cumplió con la verdad. Y con la historia, replicaba su amigo. Eran mitos. Bueno, no discutamos.

7 nov 2025

Los mitos explican todo

Machuca, hoy te traigo un chisme del Olimpo de los dioses. ¿Cuál? De Tiresias, un famoso adivino. Cuenta, cuenta. Pues mira, hay muchas versiones de su ceguera, pero la que más me gusta es la que te cuento. Dicen que este buen hombre sorprendió a dos serpientes apareándose en medio del camino, se puso nervioso, mató a la hembra de un garrotazo y, ¡pan rataplán!, se convirtió en mujer. Así vivió a partir de entonces, pero al cabo de 8 años, dicen, encontró de nuevo a otras dos serpientes luchando entre sí y, suponemos que, con otro garrote distinto y un poco de amnesia, mató al macho. Los dioses, ¡pan rataplán!, lo convirtieron en hombre de nuevo. Qué gracia, o sea que se hizo trans a “la inversa y viceversa”, ironizaba el tío Machuca. Calla, que ahora viene lo bueno, insistía el abuelo Simón. Esto no pasó desapercibido para Zeus y Hera que era una pareja que discutía con frecuencia y que cuando un día les dio por polemizar sobre qué miembro de la pareja sentía más placer haciendo el amor, lo llamaron. Tiresias, que tú has sido hombre y mujer, dinos, ¿quién experimenta más placer sexual haciendo el amor, el hombre o la mujer? El inocente de Tiresias, que era un echado para adelante, dijo muy convencido que el varón gozaba un 10% de lo que disfrutaba la hembra. ¡Uf, cómo se puso Hera! Condenó a Tiresias a ser ciego por haberla desautorizado ante su marido. Zeus, sin embargo, se apiadó de él y por no contradecir a su esposa lo quiso compensar con un don, el don de ver el futuro y una vida larga de por los menos 7 generaciones. Es así como Tiresias llegó a ser ciego y adivino en el mismo día, tan es así, que fue muy solicitado en la antigüedad. ¿Fue muy famoso? En Tebas y toda la Hélade no había otro como él. Fíjate, continuaba el abuelo Simón, el mismísimo Ulises acudió a consultarle cuál era el camino para volver a Ítaca, ejem. Hera tenía su temperamento, ¿eh?, enfatizaba Machuca. No te metas con ella que te... Calla Simón, calla. No seas pájaro de mal agüero.
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5 nov 2025

El vendedor de piensos

Algo notó en su mirada que le cautivó. Clavó sus ojos en él y notó una empatía que le tocó la fibra. Nadie le había mirado nunca así. Le lanzó un beso y no pudo menos que reírse. ¿Por qué todos sus amores a primera vista le resultaban imposibles? Soy un hombre gafado. ¡Me cagüen! Salió de la cochiquera dando la espalda al protagonista de su último flechazo. Y se consoló. Está claro que es un amor imposible, pero sí, creo que deliro, reconoció. Y oyó un gruñido a sus espaldas.
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