22 dic 2025

Un pueblo enamorado

No sabemos cómo, pero el caso es que aquella gallina llegó al barrio subida en el camión de la basura. Dicen los que la vieron llegar que se posó en el suelo con un vuelo atrevido, agitando las alas con fuerza y que miró a los presentes con indiferencia, se fue al jardín cercano y empezó a picotear por el suelo. Al cabo de una semana ya era conocida por todos y ella, se puede decir así, había encontrado su hogar. Los perros la respetaban, los gatos la admiraban y el vecindario fue tomándole cariño, tanto que pasó el verano sin ningún sobresalto, cacareando fuerte cada mañana y buscando intimidad para sus puestas. Eso fue un misterio, hasta que doña Mercedes descubrió que se escondía entre sus rosales y que allí había una docena de huevos. ¡Qué noticia para los vecinos! El estudiante de veterinaria nos dijo que aquellos huevos estaban “hueros”, vamos, no fecundados, porque no había ni rastro de gallo por las cercanías y que se podían consumir. ¡Uf! Alucinábamos con el tamaño, pero nadie se animó a freírlos en una sartén por aquello de que serían viejos. ¡Ah! También nos dijo el estudiante que si incubaba era por instinto, no más, y que se les llama gallinas melancólicas a las que actúan así. Vamos que nos sentimos enternecidos todos los vecinos por estos trances sicológicos de nuestra nueva vecina. Peor fue la mañana que apareció desplumada. La tonta de ella dormía siempre en un árbol, pero no se dio cuenta de que había llegado el otoño y que no había hojas suficientes para camuflarse. Por la mañana la encontró el alcalde en estado lamentable, aunque viva y “despeinada”. El sacristán apareció enseguida con una caja de madera que colocó en el árbol, poniendo un rótulo que decía Presumida, que era el nombre con el que todos la llamábamos. En realidad, tapaba el nombre de San Antón, el antiguo propietario de la “vivienda”. Y lo más curioso fue que nos llamó la radio para hacer un reportaje y allí salimos todos hablando y dando muestras de un rendido amor por Presumida. Un experto nos explicó que son aves sociales, inteligentes y llenas de sorpresas. Le dimos la razón, por supuesto. Creo que el día que muera le haremos un entierro con todos los honores. Prometo que lo contaré.
_________

No hay comentarios:

Publicar un comentario