Pasamos unas vacaciones breves en una zona intensamente “turistizada” del Mediterráneo y alquilamos un cochecito para huir de las masas que tanto llenan hoteles, playas y espacios de ocio. Y nos fuimos a disfrutar de la naturaleza que, aunque no lo parezca, sigue existiendo por allí, al igual que las buenas gentes que se resisten a abandonar el modo tradicional de vida. El caso es que el coche fue nuestro amigo por unos días, tanto que nos dio pena despedirlo. Tiene mal el mando del aire, sólo funciona en el 4, le dije al empleado. Está bien saberlo, me agradeció, porque en verano será muy necesario. Además, me animé, parece que tiene dos tiros en el parachoques trasero. El hombre se quedó sorprendido y fue directo a comprobarlo. Eran dos orificios redondos que parecían hechos por bala. Se rio. Eso fue uno del IMSERSO (ya se sabe, turismo social para mayores) que dio marcha atrás para aparcar y no vio una barra que se lo impedía. Ja, ja. No paraba de decir que no había tenido un accidente en su vida. ¡Qué disgusto se llevó el hombre! Se tiraba de los pelos.
________
No hay comentarios:
Publicar un comentario