12 abr 2024

Peleas entre historiadores (II)


Heródoto de Halicarnaso es considerado el primer historiador occidental. Empezó a recoger por escrito los hechos gloriosos de su época, allá por el S. V a. de C., en particular lo ocurrido en las guerras médicas (¡eh! No alarmarse, que eran contra los medos o persas). Dicho esto, quiero contar algo que ocurrió tras su muerte, por supuesto, contado no por él, sino por mí. Veamos. Como todo difunto clásico, se dirigió a la laguna Estigia con una moneda en la boca. Allí le recibió Caronte en su barca y una vez cobrado su óbolo lo llevó a la otra orilla para que ingresara en el Reino de Hades, el cielo de los griegos, probablemente en la sección de los Campos Elíseos o Isla de los Aventurados y no en el inframundo del abismo de Tártaro. El caso es que medio milenio más tarde murió el afamado historiador romano Plinio el Viejo, allá por el S. I d. C. Él también tuvo que pasar por las manos de Caronte, aunque esta vez portando dos monedas como peaje, ya se sabe, la inflación. Allí fue entregado al Can Cervero que le abrió las puertas del Reino de Hades y allí quedó instalado. Evidentemente, le costó familiarizarse con los residentes, pero con el tiempo llegó a conocer al gran Heródoto de Halicarnaso e hizo buenas migas con él. Aunque no faltaron discusiones. Como muestra la primera que tuvieron a la semana de verse. ¿Cómo es que escribiste, Plinio, que Esquilo de Eleusis murió por culpa del golpetazo de un caparazón de una tortuga que se le escurrió del pico a un quebrantahuesos? Oye, lo que llegó a mis oídos, se defendía el interpelado. Pero si el difunto y yo casi éramos contemporáneos, argumentaba el de Halicarnaso, y yo no me enteré. Por todos los dioses del Olimpo, te lo inventaste, reconócelo. Yo recogí lo que se contaba en mi época, se defendía el romano. Tú escribiste una fake news. ¿Qué? Una trola, Plinio, que aquí en el cielo ya hablamos así. ¡Ah! 

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