10 abr 2024

Esquilo, su última tragedia (I)

Grabado de la muerte de Esquilo. British Museum

Leí ayer algo sobre Esquilo, decía el abuelo Simón en el paseo matutino a su amigo. Sí, el famoso autor de tragedias. Se conservan, creo recordar, 8 de las muchas que dicen que escribió. Bueno, ¿y qué te llama la atención? Pues mira, su valor es innegable en el campo literario y no te voy a contar nada. Pero hay dos detalles que me llamaron mucho la atención. Cuenta, cuenta. Lo primero es que combatió en la batalla de Maratón, en el 490 a. C. y ¿sabes que hizo poner en la lápida de su sepulcro? “Esta tumba esconde el polvo de Esquilo... De su valor Maratón fue testigo...”. Bueno, era un poco más larga, pero muestra de qué le gustaba presumir. Bueno, era todo un ciudadano griego, ¿no? Pues espera la segunda. Resulta que, no te lo vas a creer, murió por el impacto de una tortuga que le arreó un buen golpetazo en la cabeza con el caparazón. No jodas. Cuentan los que lo vieron que un águila, seguro que era un quebrantahuesos, soltó una tortuga que llevaba en el pico para estrellarla contra el suelo y despedazarla. Pues, resulta que confundió la calva del señor Esquilo con una roca. ¿Y lo mató? A la primera. Hasta Plinio el Viejo lo cuenta. Pues gloria eterna al creador de Agamenón, Prometeo encadenado y... En aquel momento los dos amigos miraron hacia el cielo para ver si algo volaba por encima de sus cabezas. Hay que desconfiar de todo, amigo Simón, comentó el tío Machuca sonriendo y mirando con sorna la cabeza de su amigo.

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