8 mar 2024

Mujer invisible

Ocurrió una vez que un hombre y una mujer se divorciaron. Antes, por aquello de mantener las apariencias, el varón estableció por escrito las normas de convivencia que eran realmente explícitas. Tal que así: “Tendrás que encargarte de que mi ropa esté siempre ordenada. Se me servirán tres comidas diarias en mi cuarto. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que me siente junto a ti en casa, que salga o viaje contigo. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo: no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello, deberás responder de inmediato cuando te hable, deberás de abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuando te lo diga...". Estaba claro que el señor mandaba y, sin hacer abstracción de los tiempos que corrían y de la mentalidad de la época, eran términos claramente autoritarios, injustos y desiguales. Me da vergüenza, pero estoy obligado a dar nombres, sí. Esto ocurrió en Berlín, en el año 1913. Ella era Mileva Maric una serbia que cursó estudios universitarios de Física en el Colegio Real de Zagreb (los interrumpió por embarazo), que iba para genio de la Física y la Matemática y que vio truncada su carrera para siempre por esta relación. Él era un tal Albert Einstein.

NOTA: Para saber más. Y más a fondo también

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