18 mar 2024

Mascotas que relajan

Llevaba ya un rato paseando al perro, un caniche juguetón que tiraba de la correa extensible constantemente. La dueña lo acercaba hacia sí para que no cortara el camino a los peatones ocupando toda la acera. Ya llevaba 3 incidentes. Un señor mayor se había trabado con la correa y casi se cae. La dueña se disculpó y riñó al perro. Tú eres muy malo, ¿sabes? La segunda fue que orinó en la fachada de un comercio y salió el dueño quejándose de que los garbanzos que exponía en un saco cogerían olor. También se disculpó. Y la tercera fue que se puso a ladrar desaforadamente a otro colega, un border collie el doble de grande, y le tocó a la dueña salir en retirada de la zona. Allí se encontró con una amiga y se quejó de que con aquel paseo ya estaba estresada para todo el día. Para colmo, un ciclista que iba por la acera frenó bruscamente para no atropellar al can y se cayó. Mire, he patinado con una mierda de perro, se quejó airadamente. La dueña, que sabía que la caca no pertenecía a su mascota, tuvo un subidón. Mi perro no caga en mitad de la calle y tú no debes circular por la acera, le gritó desencajada. El tío se largó soltando maldiciones a borbotones. Quedó resarcida, parece, porque lo que comentó a su amiga, testigo mudo del incidente, fue muy claro. El entrenador de perros me dijo que este caniche es muy relajante... ¡Y una mierda! Las dos amigas miraron instintivamente hacia la mierda que había hecho patinar al ciclista y se rieron. 

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