22 ene 2024

Dolce far niente

Era un hombre muy ocupado que siempre se veía envuelto en mil tareas, todas con prisa y nunca con calma. No encontraba tiempo para acabarlas y era su vida un puro estrés. Le llegó la jubilación y tuvo sus dudas sobre como enfocarla. Dada su tendencia a hacer mil cosas a la vez y a lo loco, como dicen que andan las gallinas descabezadas, se programó cientos de actividades, organizadas en un cuadro de Excel, por horas, días, semanas y meses. Pero ¡ay!, en la primera semana de su nueva vida se rompió un tobillo y se le fueron al traste todos los planes. Se reorganizó de nuevo con otro cuadro de Excel y llenó todos los minutos de su vida sedentaria de otras tantas actividades llenas de frenesí. Pero ¡ay, ay! Le encontraron una piedra en la vesícula que necesitó intervención quirúrgica y acabó casi hundido. Reseteó el último cuadro Excel y se puso en onda de nuevo. Pero ¡ay, ay, ay!, a su edad se echó de repente una novia no programada y se le acabaron trastocando las meninges por no poder cumplir con ninguna de sus intenciones. Una noche, mientras contemplaba la luna y contaba las estrechas que la rodeaban por todas partes, mientras los dos amantes se cogían las manos tiernamente y mientras meditaban sobre el sentido de su vida, le surgió una duda que rápido le planteó a su chica: Es bonito no hacer nada, ¿verdad? 

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