29 dic 2023

Necesaria humildad

El paciente se tomó con calma la sanación de su pierna. Tenía una pequeña incisión fruto de una cirugía a la altura del peroné, y era de esperar que en tres semanas apareciera una cicatriz que dejara en el recuerdo un lipoma extirpado. Así era la esperanza del cirujano. Pero no fue lo que sucedió. A pesar del carro de antibióticos administrado, la pierna y el pie se hincharon, toda la zona enrojeció y el dolor y la supuración de la herida no cesaban. Así dos semanas hasta que el paciente acudió al médico de cabecera por otros temas menores. Como sin querer, le habló de la pierna y se la mostró. El galeno se alarmó y trazó una estrategia. Primero hacemos un cultivo para saber qué bacteria te ataca. Y en plan preventivo inicias tratamiento con Septrin. Y se obró el milagro, pues desde el tercer día aquella pierna dejó de parecer sacada de un cuadro de Fernando Botero. Y al cuarto día los resultados del cultivo corroboraron que el tratamiento era correctísimo, pues el culpable, de nombre Staphylococcus aureus, estaba en franca retirada. Cuando el cirujano revisó la herida y comprobó los resultados, dijo dos cosas admirables que el paciente recuerda como si fuera hoy. Primero, felicita al médico de cabecera, de él es el acierto. Y segundo, que sepas, me dijo, que la medicina es humildad, que te equivocas a veces y que siempre aprendes algo nuevo. El paciente y el doctor por la Universidad de Salamanca, nada menos, se despidieron con un apretón de manos.
__________


No hay comentarios:

Publicar un comentario