Yo fui un deportista de élite, profesional por más señas. Durante casi 20 años me hice un nombre, participé en múltiples pruebas y al final me especialicé en la modalidad de Ultra Trail de montaña, ese tipo de carrera en la que nos ventilábamos más de 100 km de sube y baja como mínimo en cada prueba. Me he hecho dos veces, por ejemplo, la UTMB, la famosa Ultra-Trail de Mont-Blanc que obliga a rodear el famoso monte de los Alpes pasando por Francia, Italia y Suiza cubriendo una distancia de 171 km y un desnivel positivo de unos 10 000 metros. Reconozco que nunca gané, pero hice grandes puestos casi siempre entre los 30 primeros. Estoy más que orgulloso de mi trayectoria y, por supuesto orgulloso de mi progresión y reconocimiento en el mundillo de los fondistas de montaña. La prueba es que soy amigo de los grandes campeones y de los que pasaban desapercibidos, como yo. Creo que ningún organizador hablará mal de mí. Pero tengo una espina con la prensa. Ellos solo hablaban de los mejores, de los que ganaban. Al resto nos tomaban por comparsas y nos ignoraban. Pensaban y piensan que éramos parte del decorado y que nuestro esfuerzo y sacrificio no valía la pena resaltar. Siempre me ha enojado que valoraran solamente a los triunfadores y que los demás fuéramos transparentes. Pero tengo decidida mi revancha. Ahora que estoy retirado he recibido una oferta de una famosa televisión como comentarista de pruebas deportivas de Ultra Trail y juro que hablaré con orgullo y respeto de todos los corredores, desde los que se retiran hasta los que llegan los últimos. Y prometo hablar lo justo de los triunfadores.
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