21 jul 2023

Vocación de etólogo

En el balcón de la casa se ha instalado una pareja de palomas con intenciones de criar. Se han hecho dueños de una maceta y allí andan acomodando un hueco donde dejar caer sus huevos. Mi madre, amante de la naturaleza y previsora, ha colocado unos periódicos bajo el tiesto para que no manchen el suelo con heces. Mi hermanito, que se ha convertido en un observador fijo, se camufla tras la cortina y está al tanto de todos sus movimientos. Espera con ansiedad que los huevos eclosionen para contarnos lo que ocurre. Pero lo más sorprendente es lo que nos ha comentado esta noche. Dice que después de mucho observar a la paloma o palomo, viendo cómo fijan su vista en el periódico que mi madre puso prudentemente bajo la maceta, dice, repito, que el palomo y la paloma saben leer. Empezaron clavando los ojos en los titulares, explica, y ya leen de corrido las entradillas de las noticias. Pena es que no saben hablar. El abuelo se mofa diciendo que serían buenos en tertulias de la televisión. ¿Por qué no? 

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