Me contaba mi tío abuelo que en una ocasión consultó a su confesor las cuitas con su novia de entonces. No me siento correspondido, no me siento querido, no sé si casarme con ella, usted me dirá, argumentaba nervioso. ¿Cuál es el problema en tu opinión? Pues mire, padre, creo que no hay correspondencia. Y se quedó atónito al oír el consejo. Escríbele cartas todas las semanas.
________
No hay comentarios:
Publicar un comentario