Drama en el corazón de una rosa

Casualidad es, pero ayer me tocó vivir una tragedia griega en versión naturaleza cruel. Y es que una rosa se cruzó en mi camino y me llamó la atención ver tres insectos revolcándose en los estambres de la flor en busca de polen. Y yo en primera fila a 30 cm. de la disputa. Eran tres laboriosas abejas no muy bien avenidas. Expulsaron a una y las otras compartieron mantel, polen quiero decir. Al poco se pelearon y solo quedó una que, feliz, se empeñó en cargar sus patas con el botín. Yo alucinaba de su pericia. Pero allí apareció el malvado de la función, la vespa velutina de marras. Se introdujo en el androceo de la flor y, para mi sorpresa, no cargó sus patas de polen, no. Se cargó a la desprevenida abeja, la agarró con sus poderosas mandíbulas y se largó a su nido, supongo. Todo delante de mis narices. Cruel y desconsolador. En aquel momento supe cuál es el peligro verdadero que encierran las avispas asiáticas, un drama silencioso que diezma poco a poco al mayor ejército de polinizadores que en el mundo existe. Para nuestra desgracia.