3 ago 2022

Autoconcepto y autoestima no son lo mismo

Tú serás alguien el día de mañana, le decía el abuelo. Llegarás donde quieras, insistía su padre. Jugarás en primera, profetizaba su hermano. Su hermanita, le recordaba que era muy guapo y que no le faltarían pretendientas. Su mamá se reconfortaba con frases como “menos mal que no has salido al padre, qué alegría” y la abuela reconocía que era el nieto más cariñoso de todos. El caso es que el muchacho crecido entre tantos elogios se olvidó de engrasar los mecanismos de la frustración y acabó tumbado en la lona la primera que vez que se vio reflejado en el espejo del fracaso. Menos mal que a la hermanita se le ocurrió motivarle con un “tú serás el primero que supere esta depresión”. El muchacho le miró directamente a los ojos, sonrió mustio y se levantó. Menos mal. Hoy es un hombre más realista.

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