20 may 2022

Pesadillas

De los niños se dice que a veces son temerarios. Lo puedo confirmar, porque en mi infancia eran muchas las veces que cruzábamos el túnel del tren para cambiar de barrio. Era sencillo, entrábamos en la boca oscura, clavábamos los ojos en la luz del fondo y con el rabillo de ojo vislumbrábamos el camino entre los raíles. Si no aparecía un tren, jugábamos con el eco, reíamos y observábamos el túnel, sus rocas y goteras, las sombras que hacía la poca luz que entraba, y salíamos felices de haber completado una aventura parecida a la protagonizada por Livingstone mismo, supongo. La verdad es que también pasábamos miedo. Y aún seguimos con pesadillas desde que Inés murió atropellada por un mercancías. Nunca nadie y hasta ahora ha dejado de preguntarse quién la empujó aquel día fatal. 

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