13 may 2022

La fuerza del orgullo

El pingüino emperador se acercó al acantilado y vaciló. Le daba pereza lanzarse a las aguas heladas en busca de comida para su vástago. Su pareja lo observó todo y no perdió ocasión de darle ánimos a su manera. Lo haces “por fas o por nefas”, gritó. El macho se quedó traspuesto por frase tan redonda, sin saber si era un insulto o un gesto de ánimo. Esto son los inconvenientes de andar con hembra tan culta, se reprochó. En todo caso, se dio por aludido, es decir, se sintió zaherido y se tiró al mar bravo. Y mientras buceaba con enérgicos aletazos se juró a sí mismo que a él no le volvía a faltar nadie.

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