Los dos amigos caminaban por la orilla del río, cerca del árbol de las confidencias. El Tío Machuca fue el que abrió el fuego. Todos conocemos el caso del tenista ese que se fue a un campeonato a Australia sin vacunarse y que volvió deportado a su país. Con el rabo entre las piernas, que se dice, añadió el abuelo Simón. El gobierno hizo lo que tenía que hacer. Pues claro, las excepciones no valen para nadie. Yo, desde luego, argumentaba el abuelo Simón, me sentiría molesto si a mí mismo no me dan ese mismo trato. Ya, y el tenista ese ¿ganó algo? Nada, no pudo con el revés. Pues que sepas que dicen que ese tenista tiene el mejor revés del mundo a dos manos. ¡Ja, ja! Revés el que se llevó. Seguro que aprende. Eso esperamos todos.
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