Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia, pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
28 ene 2022
Poesía canina
El
perro del sargento Vargas escribe poesía. Bueno, en realidad es lo
que desea el militar, que es un ilustrado donde los haya. Se ha dado
cuenta que ladra con ritmo y medida de las frases y que parece que
dice cosas de sustancia. Así que ha hablado con los de Inteligencia
y le han puesto al día en una aplicación que decodifica la voz y la
convierte en texto escrito. Hasta cumple con la ortografía, comenta
alborozado. Pues bien, retomando el hilo. El sargento emprededor se
cierra en la intendencia con el perro, pone a punto el ordenador de
la oficina, acerca al chucho y le enseña una sarta de chorizos. El
can espontáneamente comienza a construir versos perrunos, académicos
donde los haya, con rima, ritmo y medida y, supone el sargento, que a
la forma le acompañará un buen fondo. Mientras tanto en la pantalla
del aparato empiezan a aparecer lineas escritas con palabras seguidas
y agrupadas de tres en tres formando conjuntos regulares. El feliz
sargento explota de alegría, son versos y por lo menos ya van diez,
¡está escribiendo una décima o espinela! En aquel momento la sarta
de embutido se cae, el perro pierde las musas y cesa la composición
literaria. El sargento se olvida del can y se acerca a la pantalla.
Hay que darle forma a aquel poema, agrupa las palabras de tres en
tres y da forma a los versos, que llegan a ser efectivamente diez.
Están muy bien medidos, tienen ritmo y rima. Muy bien trabajada la
forma. Veamos el contenido. No voy a transcribir la estrofa de diez
versos, porque con poner el primer verso, tenemos los demás. Son
idénticos. Leedlo, si no: "Guau, guau, guau". Hombre, esto
es monorrimo, una décima no es, piensa el sargento Vargas. Pero la
estrofa tiene 10 versos, pasión y sentimiento, inspiración y fuerza
poética que transmite al lector. Sí, sí, se refuerza el sargento
Vargas, aquí hay un mensaje. Y sin plantearse duda alguna, el
promotor de la poesía perruna pone título al poema: "Loa a un
chorizo colgado". Autor, Sardino, perro del 2º Batallón de
Infantería del VI Regimiento Motorizado de San Viator. Lo imprime y
lo cuelga en el tablón de la cantina de suboficiales, en el apartado
de Cultura. El capitán de guardia, sorprendido por las dotes
literarias e iniciativa del sargento Vargas le otorga un permiso
extraordinario de una semana. Mientras tanto, Sardino, sigue creando
poemas muy sentidos y formales de una monotonía apabullante, cuya
belleza vigorosa solo ha sido capaz de descubrirnos el sargento
Vargas. Honor y gloria en el parnaso para ambos.
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