26 mar 2021

Toque de queda


En la plazoleta de San Zenón hay una estatua dedicada al santo que nos es muy familiar a todos los vecinos. El ayuntamiento le puso iluminación para realzar de noche la escultura, de forma que su silueta se refleja en la pared norte de la iglesia de San Martín de forma muy evocadora. Hay quien se acerca al anochecer a rezar o a contarse sus cuitas y amores a los pies de la fuente que completa la escena. Pero en la plazoleta de San Zenón ocurren últimamente cosas extrañas e hilarantes que nos tienen a los vecinos asomados a ventanas y balcones. Cuando ya la calle se encuentra vacía y solitaria hay alguien, cuyo nombre todos callamos, que se apuesta junto a la estatua del santo y hace con las manos extrañas siluetas que se proyectan en la pared de la parroquia. Cada vez que algún viandante penetra en la zona, el desconocido pone en acción sus artes intimidatorias y espera la reacción del peatón. Como casi siempre es de espanto, los espectadores, nunca mejor dicho pues estamos expectantes, prorrumpimos en una sonora carcajada. Acto seguido el bromista acude a presentar sus disculpas a la víctima que reacciona como puede. Los vecinos hemos puesto un fondo para regalarles unos caramelos de malvavisco a modo de consuelo. En fin, de alguna manera tenemos que sobrellevar estas cosas de la pandemia.

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