Dígale,
agente, que no tuve más remedio que matarle, dígale al juez, se lo
ruego, que fue en defensa propia. El policía le hizo señal de
callar y observó el cuerpo tendido en el suelo. Está solo herido,
susurró, se mueve. Entonces, ¿no lo he matado? No, cálmese. Sonó
un disparo y apareció el agente soplando sobre el cañon de su arma.
Ahora yo soy el que le ha matado, tranquilícese, yo asumiré las
consecuencias.
NOTA: Texto presentado el 21-01-21, en la XIV Edición de Relatos en Cadena, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento del cuento ganador de la semana anterior.
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