Coincidieron una vez en un contenedor urbano un estropajo deshilachado y unos gayumbos en estado crítico. Por lo menos yo vengo recién enjabonado, presumió el uno. Un respeto, que yo he servido hasta el final, se defendió el otro.
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Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia, pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
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