Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia,
pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
Cuando
me dijeron que tenía que madurar a la intemperie, lo hice. Cuando me
pidieron que me dejara caer por mi propio peso, obedecí. Y cuando me
abrieron las entrañas, lo acepté. Soy una avellana obediente. Era,
perdón.
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