En
tiempos de guerra colaboré, decían, con el enemigo y quedé marcado
para siempre. La gente me miraba mal y muchos me hicieron el vacío.
Me encerré en mí mismo, huí de aquel lugar y rehice mi vida como
pude. Fue una segunda oportunidad. Pero transcurridos unos años
volví. Más de uno me reconoció y quedó estupefacto. Se me abrió
la herida y supuró desencantos, miedos, desconfianza, rencores,
desprecio, distancia, anonimato. Un anciano desconocido me dio un
consejo razonado. Este es tu infierno y el mío, vete. Luego supe que
era primo lejano.Y desaparecí para siempre. Morí antes de tiempo.
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