Absorto
en mi móvil y alelado por carácter, no he podido evitar chocar en
la acera con una mujer. Su mirada ha sido furiosa. Mi sonrisa ha
servido de disculpa, pero no me la ha aceptado. Maldita mascarilla.
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Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia, pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
Muy bueno, Juan. En ese guiño final nos vemos todos representados.
ResponderEliminarJavi, gracias, Y te brindo una confidencia. El entrenamiento que hicimos en 50 palabras sirvió de mucho. Este sale vivo con 38. Es que alucino yo mismo.
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