8 jun 2020

Ganarse la vida, o lo que sea


Ignacio Zuloaga - Cabeza de mendigo
Joseíto era un mendigo fijo en el barrio y nunca le pregunté por qué había elegido esa forma de vivir. Parece que se la encontró al nacer y no se preocupó nunca de cambiar el modus vivendi. El caso es que, tras un estudio sesudo del mercado, decidió comprarse una flauta y poder atraer así mayores ingresos en limosnas. Y lo consiguió de inmediato. Sonaba tan mal su flauta que todo el mundo estaba dispuesto a darle una monedas para que cesara en su estridentes y desacompasadas melodías. Y vivía mejor. Ya sólo toco, me decía, cuando tengo hambre, me falta tabaco o quiero una cerveza. Y es que Joseíto entendía el mercado. O a sus vecinos de toda la vida, no sé.
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