Leo
en voz alta la noticia de que el 1 de junio de 2020, lunes por más
señas, a las 0'00 horas mismamente, se levanta la veda del cangrejo
rojo y cangrejo señal. Mi padre, de siempre aficionado a estos
crustáceos de agua dulce, comenta algo sobre la buena suerte de los
pescadores. Y mi hermana, por contra, habla directamente de la
extinción de los cangrejos. Pobres, dice, los van a exterminar. Y
ambos se enzarzan en la enésima discusión en la que median términos
como depredador, conservacionista y demás. A mí me toca restablecer
la paz, que para ello soy el hijo mayor y el más veloz de la familia
en encontrar información en el sabelotodo Google. Y les digo. Que
sepáis que, tanto el cangrejo rojo como el señal, son especies
invasoras que están exterminando al cangrejo autóctono, que llevaba
en nuestro ríos europeos desde la última glaciación. Transmiten un
patógeno que provoca la expansión de la afanomicosis, un hongo
exterminador. Con datos tan documentados les dejo callados a los dos.
Y sigo. Las autoridades promueven iniciativas que los erradiquen de
los cauces fluviales y permitan la supervivencia de las poblaciones
autóctonas. Por eso, se permite pescar sin control de cupo ni de
talla. Eso es como el coronavirus, ironiza el padre, que se pongan
mascarilla, propone. Eso es frivolizar, protesta airada mi hermana
que aún tiene tiempo de inventarse un par de neologismos. Papá,
eres un cangrejófobo y hasta un cangrejicida. ¡Depredador! Y allí
los dejo enzarzados en lo que más les gusta, discutir. No sin antes
corregir a mi hermana, previa consulta a tío Google. Lo que padece
tu padre sería ostraconofobia,
conste...
¡Ejem, que se note quién tiene más fundamento en esta familia!
NOTA
sobre fobias conocidas: https://www.limitenet.com/tipos-de-fobias-y-sus-nombres/
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