Doña
Mercedes me contó que allá en su juventud vivió momentos
apasionados con su difunto marido, que tuvieron una vida en común
feliz, aunque no faltaron los altibajos, que conserva buenos
recuerdos sí, pero que si tuviera que definir su vida afectiva con
una palabra, ésta debía ser "rutina". Sí, la última
parte de mi vida fue monótona y desprovista de poesía. Le noto un
tono derrotista, le comenté. No, hijo, no, me contestó. Lo mío fue
un amor mediocre. Mira si no a mi hermana. ¿Doña Juanita? Sí, ella
sigue saliendo con su marido cogidos de la mano. Y son octogenarios,
como yo.
_______
No hay comentarios:
Publicar un comentario