14 feb 2020

De cuando quise ser creyente

Don José era un sacerdote poco pedagógico. Nos quiso explicar en la catequesis una cosa que él llamaba transustanciación y que consistía en que él decía unas palabras mágicas y una hostia se convertía en el cuerpo de Cristo y el vino del cáliz en la sangre del mismo señor. Claro, puso el ejemplo extendiendo las manos encima de una botella de agua de Solares y pronunciando eso de que "ésta es mi sangre". Manolito, que ya entonces era muy cabroncete, se lo hizo notar y don José se azoró. Nos explicó que eso sólo ocurría en el altar, durante la consagración, en misa. Pero ahí volvió a atacar Manolito. Si el sacerdocio imprime carácter indeleble, no se pueden suspender los poderes mágicos nunca, así que el agua de la botella está transustanciada ya. Don José se puso nervioso y dijo que tenía mucha sed. Vació la botella atropelladamente y casi se ahoga. Yo creo que estuvo meando toda la noche, porque era botella grande. Luego supimos que aconsejó a la madre de Manolito apuntarle a clases de dibujo, así que no le volvimos a ver más en catequesis. ¡Qué pena de amigo! Era muy listo y acabó descarriado por culpa de las sustancias opiáceas. Ése sí que acabó transustanciado.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario