26 feb 2020

Argumentos peregrinos

En Caravacas de Arriba los vecinos explotan las riquezas del monte por igual. Todos los años se reparte un cupo de leña para cada vivienda con chimenea y todos los inviernos combaten el frío con los fogones de sus casas o hacen carbón para vender o aprovechan las cortezas de las encinas corcheras. En Caravacas de Abajo miden el uso del agua de riego con equidad, distribuyendo un cupo similar para cada uno de los hortelanos de la vega. En ningún caso dejan que nadie se propase, ni acumule más de lo que corresponde. Si uno vive mejor que los demás es porque no está bien repartido, suelen decir los de arriba y los de abajo. Es una convicción arraigada.
Pero los de Caravacas de Enmedio no son del mismo pensar. Ellos no tienen derecho a explotar el monte y su arbolado, ni tienen regadíos que aprovechar, que viven a lo largo de la carretera. Así que se han dedicado a montar negocios. Regentan tabernas, llevan comercios y, dada su ubicación estratégica, concentran los servicios sanitarios, educativos, administrativos, culturales y ocio, bancarios, etc. de todos los caravaqueños. Naturalmente es el núcleo más próspero de la zona y el peor visto. No faltan las quejas. Son todos unos señoritingos que no saben trabajar en el campo, dice fulano. Y unos aprovechados que nos quitan el dinero de las manos, añade mengano. Saben vivir sin trabajar y encima tienen tela, remata zutano. Nos roban, concluye perengano.
Ante tanta unanimidad se ha montado una corriente de opinión muy adversa que, sin embargo, no puede acabar con el actual estado de cosas, pues tanto los caravaqueños de Arriba como de Abajo no pueden prescindir de los de Enmedio. Y para colmo, los jóvenes están abandonando los bosques y los regadíos y se empiezan a asentar en Caravacas de Enmedio, actual capital de los caravaqueños. La sociedad civil está confusa, temen por el futuro que ven inseguro con tanto joven desertor. Saben de sobra cuál es la causa, el porqué del cambio. Pero, es curioso cómo lo explican. Es el diablo, el comunismo y la ideología de género que pudre nuestras almas, se quejan unos, es el calentamiento global, argumentan otros, es el Internet que nos trastorna, rezongan los demás... Mejor con Franco, remata el más tonto del pueblo. Para qué seguir.

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