El
día se presentó soleado y calmo, invitando a los bañistas a
adentrarse en el mar. Las niñas nos subimos al bote de plástico que
poco antes había hinchado nuestra madre y remamos cerca de la orilla
durante un buen rato ante la atenta mirada de nuestra progenitora.
Pero ocurrió algo inesperado, se desató una galerna repentina. Fue
un violento golpe de viento que azotó las aguas hasta convertirlas
en una trampa mortal. Mi hermana y yo remamos con ganas para llegar a
la playa, la embarcación se adentró más aún en la bahía,
perdimos los remos, quedamos a merced de los elementos, mi madre
gritaba despavorida... Entré, mejor dicho, entramos en pánico,
nuestros lloros ya ni se oían. Me vi muerta, perdida, ahogada. La
barca volcó y creo que se la tragó el mar. Mi hermana y yo, a punto
de perecer ahogadas, braceamos desesperadas y, oh sorpresa, el agua
solo nos llegaba hasta las rodillas. Unas manos nos asieron y nos
pusieron a salvo. Era mi madre que había entrado en el mar para
rescatarnos. Del bote ni rastro y algo parecido ocurrió con la
sombrilla, las toallas y el libro que leía mi madre. Qué más
contar, soy, mejor dicho, somos unas supervivientes en toda regla.
_____ o _____
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