18 oct 2019

Vuelta a empezar

Compré 1/4 de kg de sana envidia y lo mezclé con 200 gr. de ambición y varios kg de tesón y sentido común. Resulté ser un emprendedor de éxito. Más tarde añadí algunas especias como la vanidad y la soberbia, lo cociné con un poco de riesgo y me convertí en un fracasado. Recuperé mis primeras virtudes y remonté el vuelo. Pero lo aliñé todo con algunos de mis defectos y todo fue de nuevo al traste. Desde entonces vivo en un bucle que me tiene atrapado. Soy como Sisifo, el hijo del dios Eolo, condenado por Hermes a empujar hasta una colina una roca que caía cuesta abajo nada más hollar la cima. Algo de divino ya tengo yo, ¿no?
_____ o _____

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