Aquel
gato cada vez que se miraba en el espejo veía un león, poderoso y
temible. La lagartija que templaba sus músculos al sol del mediodía
se creía un cocodrilo amedrantador frente al espejo. Y yo, un simple
trabajador de la limpìeza, encargado de dar brillo al vidrio
dichoso, me veía a mí mismo como Brad Pitt o Donald Trump. Algo
tenía aquel espejo que a todos nos hacía crecer en autoestima. Pero
aquel embrujo acabó perdiéndose en el olvido cuando me hice mayor,
porque el espejo de mi casa funcionaba al revés. Me deprimía, debía
haber un defecto de fabricación.
____ o ____
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