8 abr 2019

Yo era un simple ayudante de laboratorio


Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente justo cuando estornudé. No sé cómo explicarlo, pero siempre he tenido alma de creador. Yo sólo descargué unos virus molestos que incomodaban mi apéndice nasal e inmediatamente cobró vida aquel amasijo desordenado de nervios, tendones, lana y acero que tenía al lado. De nada valieron las descargas eléctricas que se le aplicaron, no, que fue mi explosión nasal la que despertó la vida en aquella bestia. Se incorporó, me lanzó una mirada distante y salió tambaleándose al exterior, donde creó el caos y atemorizó a las gentes. Me libré por pura misericordia del monstruo. Luego supe que se llamaba Frankenstein.

NOTA: Texto presentado el 15-3-19, en la  XII Edición de Relatos en Cadena, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento del cuento ganador de la semana anterior.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario